Suelo decir que tengo mala memoria.
Pese a eso, hay hechos, momentos, aromas, sentimientos, que de una u otra manera, marcan tu vida.
Corría el año 2006. 22 de marzo.
El cementerio de mi comuna queda como a 4 casas de la mía.
Ese día había mucho movimiento en mi calle. Furgones de los canales de televisión se estacionaban, mientras se bajaban cables, cámaras y micrófonos. Se realizaba una pericia para la investigación del caso de los Detenidos Desaparecidos de Isla de Maipo, caso Hornos de Lonquén.
Yo, intruso y curioso, fui con mi cámara de bolsillo (que por cierto, era la única que tenía). Una Sony Cybershot P-150 que años después perdí en el estacionamiento de un mall.
Ese día… ese día conocí a la señora Elena Muñoz, viuda de Maureira. Frente a mis ojos pasó una mujer muy entera, de anteojos y sombrero, con una hoja de papel plastificada, en la que destacaban 5 fotografías de hombres. Esos hombres fueron su marido, y sus hijos, cruelmente asesinados por la dictadura militar que existió en el país.
Para mí, que vivía en una burbuja, me llamó poderosamente la atención su entereza. Fuerte como un roble.
2 años después, el 19 de abril de 2008, nuevamente la vi en el mismo lugar en que nos conocimos. La señora Elena, se emocionaba hasta las lágrimas, luego de dejar una palada de tierra sobre la primera piedra (en este caso, el primer ladrillo) de la construcción del mausoleo a los ejecutados en Lonquén.
Meses después, el 04 de octubre de ese mismo año, el cementerio nos volvía a encontrar. Esta vez, se realizaba la inauguración del memorial de las víctimas de Lonquén. En «aquellos años» en la campaña del NO, solamente había visto bailar por la tv a la señora Sola Sierra. En esta oportunidad, ver a la señora Elena bailando con la imagen de su marido, fue algo impactante.
Muchos años pasaron, en que me sentía con la necesidad imperiosa de tomarle fotos a esta mujer. 10 para ser exactos. Esa historia ya la conocen, y si no la conocen, pasen a verla.
Hoy sonó mi teléfono para avisarme que la señora Elena, ese roble que yo alguna vez conocí, había fallecido.
Las fotografías que hoy comparto con ustedes, las estoy mostrando por primera vez a través de este medio. Nadie de su familia las había visto, hasta ahora.
Solo espero que exista la justicia divina. Y si existe, espero que esta alma que caminó por tantos años buscando verdad y justicia, se pueda reencontrar con quienes tanto amó.
¡HASTA SIEMPRE, SEÑORA ELENA!
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